sábado, 7 de febrero de 2009

La novela de terror


La encuesta realizada en este blog en los últimos meses demuestra que el terror es el género preferido por los alumnos que se acercan a la literatura con la intención de pasar un buen rato. De 157 votos emitidos que respondían a la pregunta "¿Qué tipo de novelas te gusta leer?", 81 (51%) votaron "novelas de terror", 45 (28%) "fantasía", 20 (12%) "realistas" y 11 (7%) "de humor".

La literatura de terror tiene su origen ya en los clásicos. El enfrentamiento de Ulises con Polifemo en La Odisea de Homero es una escena que puede calificarse como precursora del género. También en Petronio hay menciones al hombre lobo y, como apunta Lovecraft, las sagas escandinavas retumban de horror cósmico. Pero será a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, durante el Romanticismo, cuando se produce la gran eclosión de la novela de terror. Se busca conmover al lector, invitándolo a que deje atrás la carga racionalista para sumergirlo en los fantasmas de su propia imaginación. Surge así la llamada novela gótica que tiene su origen en Inglaterra y luego se extiende por Europa y Estados Unidos. Vampiros, seres sobrenaturales, brujas, muertos vivientes… inundan unas páginas llenas de misterios y sombras. Algunos títulos clásicos de la literatura gótica son: El Castillo de Otranto (1764) de Horace Walpole, Udolfo de Anne Radcliffe, El Monje (1796) de Matthew Gregory Lewis, Melmoth, el errabundo (1820) de Charles Robert Maturín, Carmilla (1872) de Joseph Sheridan Varney, El vampiro o festín de sangre (1847) de Thomas Preskett.


Aunque no fue autor de novelas sino más bien de relatos, no podemos dejar de citar al norteamericano Edgar Alan Poe del que celebramos recientemente el bicentenario de su nacimiento. Una vida repleta de elementos misteriosos no podía sino de manifestarse en unos relatos donde el horror explota con más intensidad. Con un cierto gusto por lo macabro, por el mundo de la muerte y de la corrupción, por la simbología de ciertos animales, por la tortura, envuelto en una prosa truculenta y efectiva. Poe, bajo la influencia del alcohol, nos ha dejado obras extraordinarias como Ligeia, El pozo y el péndulo, El gato negro, El barril de amontillado, La caída de la Casa Usher, Los crímenes de la calle Morgue, uno de los precedentes de la novela negra. El escocés Robert Louis Stvenson, conocido por novelas de aventuras como La isla del Tesoro, escribió una extraordinaria novela de terror El extraño caso del Dr. Jekyll y mr. Hyde, considerada también como precursora de la novela negra, en donde analiza un caso de esquizofrenia criminal.


Lo monstruoso cautivó a la romántica Mary Shelley que, en una noche de tormenta, empezó a escribir Frankenstein, uno de los clásicos de la literatura gótica de horror, que es mucho más que un libro de género, que es casi un tratado filosófico y moral sobre la imposibilidad de que el hombre sea Dios y cree vida a través de un ser monstruoso compuesto por trozos de cadáveres cosidos que se rebela contra su médico creador. En Frankenstein se dan la mano el género de terror con el fantástico en una narración de extraordinaria calidad literaria.
Contempóraneo de Shelley, conocido de esta, Polidori escribió El Vampiro, la primera novela sobre ese ser fantástico que vuela de noche en busca de sangre para perpetuarse, pero es el irlandés Bram Stoker, que moriría a consecuencia de la sífilis en una penosa pensión de Londres a los 64 años, con Drácula, otro de los grandes clásicos de la literatura gótica, quien hace la novela definitiva sobre el Vampiro por excelencia, ese nosferatu, no muerto, que cada noche sale de su tumba para morder cuellos y sorber la sangre desde su castillo de los Cárpatos, una escenografía gótica por excelencia, principalmente de doncellas, de las que obtiene su sustento y su pasaporte a la eternidad, una historia en donde se funde el terror, lo fantástico y un erotismo que coquetea con la muerte, novela de la que tanto Werner Herzog con Nosferatu, interpretado por Klaus Kinski, versión a su vez del clásico del cine mudo del mismo nombre obra de Murnau, como Ford Coppola hizo una maravillosa versión y la productora inglesa Hammer explotó hasta la saciedad encumbrando a Christopher Lee tras haber sido encarnado el personaje por Bela Lugosi, el actor que murió creyéndose que era el vampiro. En realidad la versión de Drácula, de Stoker, no es más que una dulcificada versión de las andanzas de Vlad Drakul, alias el Empalador, el rey de Rumania, héroe nacional, terror de los turcos, caracterizado por su crueldad, inventor del terrorismo de estado.


Walter Scott, en 1820, publica Escritos de demonios y brujas, uno de los más completos compendios de la actividad brujeril en Europa. El prusiano ETA Hoffman escribe Hombres de arena. Washington Irving publica La leyenda del jinete sin cabeza, llevada al cine por Tim Burton. Edward Bulwer Lytton, celebre por su novela Los últimos días de Pompeya, escribió La casa de los espíritus, uno de los mejores relatos sobre casas encantadas, y Zenoni, una novela repleta de horror cósmico.
En Francia Guy de Maupassant, un autor realista coetáneo del naturalismo de Emile Zola, se acerca al género con diversas obras como El Horla, que narra el deterioro progresivo de su protagonista acosado por algo indefinido, El miedo, La Vendetta, El albergue. Un género al que también se acercó circunstancialmente Leon Tolstoi con su relato de vampiros Los Vurdalak. De terroríficas pueden clasificarse las novelas del Marqués de Sade en donde se detallan los más horrendos suplicios y vejaciones de los verdugos a sus víctimas. Y desde un prisma humorístico, Oscar Wilde escribió una parodia del género en El fantasma de Canterville.
La literatura española también ha aportado títulos al género terrorífico. Podríamos citar a Gustavo Adolfo Becquer, José Antonio Zorrilla, Pedro Antonio de Alarcón, quienes con sus relatos o poesías se adscribieron, desde el romanticismo, al género, o ya en el período Modernista Emilio Carrere.
En el siglo XX nos encontramos con un autor muy representativo del género, el norteamericano H.P. Lovecraft, cuyo apellido ya parece un sinónimo del horror. A través de una serie de narraciones, englobadas en Los mitos de Cthulu, este heredero de Poe introduciría en la literatura de terror elementos del género fantástico y de ciencia─ficción, inspirador directo de obras maestras del género cinematográfico de terror como Alien, el octavo pasajero de Ridley Scott. Dentro del círculo de seguidores y admiradores de Lovecraft encontramos a Robert Bloch, el autor de Psicosis, libro del que Hitchcook hizo una de sus obras maestras. El norteamericano Ambrose Bierce, escritor y periodista, desaparecido en Méjico durante la revolución mejicana, cultivó el género en Un terror sagrado, La ventana cegada y La casa maldita.


Actualmente el género cuenta con un buen número de cultivadores en Estados Unidos. Es el caso de Ira Levin, con La semilla del diablo, llevada al cine por Roman Polanski, cineasta fascinado y Anna Rice, una superventas norteamericana que ha resucitado el género vampírico con éxito con sus crónicas vampíricas en las que figuran Entrevista con el vampiro y Lescat, el vampiro, entre otras. Stephen King es el gran maestro del género. Suyas son algunas de las peores pesadillas jamás imaginadas como Carrie, La danza de la muerte, Misery o El resplandor. Las novelas de Stephen King se han beneficiado, casi siempre, de muy buenas versiones cinematográficas. Por su parte Stephen Meyer ha logrado un éxito sin precedentes con su novela Crepúsculo.
También la llamada novela juvenil se ha adentrado en el escalofriante territorio de la novela negra. Así, la argentina Elsa Bornemann en ¡Socorro!Doce relatos para caerse de miedo o Roald Dahl y su Charli y la fábrica de chocolate. En España podemos citar a varios autores que en sus obras se han especializado en la novela de terror para jóvenes. En este blog se hacen referencia a algunas de estas obras que sin duda te pondrán los pelos de punta. Podemos destacar, entre otros, a José María Latorre con títulos como Pueblo fantasma o La profecía del abad negro; Concha López Narváez con su inolvidable La tejedora de la muerte o Los pasos del miedo y Los armarios negros de Joan Manuel Gisbert. Espero vuestros comentarios y recomendaciones como lectores de novelas de terror.

3 comentarios:

Toni Solano dijo...

Un artículo muy completo que hay que guardar como referencia. Un saludo.

Ysaías Núñez dijo...

Agradable reportaje. El terror en la literatura es uno de los géneros que más me gusta.

¡Saludos!


Pd: Es Lestat.

Unknown dijo...

¡Gran recopilación! Enhorabuena.

Yo sin dudarlo, me quedo con Drácula Para mi es una de las mejores novelas de terror de la historia.

¡Un saludo!