Desde hace años dedico una hora a la semana de lectura en silencio en mis clases de Lengua. El resultado años tras año es sin duda muy positivo. A principio de curso los alumnos escogen diferentes novelas juveniles que los días seleccionados llevo a clase. Cada alumno lee en silencio, durante toda la hora, su libro correspondiente, con la ayuda del diccionario, y los últimos diez minutos realiza un breve resumen de lo leído en el cuaderno. Con ello se pretende que los alumnos aprecien el placer de la lectura en silencio, creando un ambiente muy favorable a la lectura en clase, incluso algunos piden voluntariamente los libros de préstamo para el fin de semana. Una vez que el alumno finaliza la lectura de una novela completa, hecho que se celebra muy positivamente en clase, me entrega un resumen detallado de lo leído y hace una recomendación, en intervención oral, al resto de sus compañeros que, en lista de espera, pueden solicitar dicho libro. Además realiza en este blog un comentario personal sobre el libro. El aula se convierte, de este modo, en una biblioteca circunstancial en la que los alumnos se familiarizan con los libros y descubren el valor del silencio compartido.
El profesor Miguel Calvillo quien también ha llevado a sus clases este método ha realizado una interesante presentación donde se observa los resultados positivos de esta interesante experiencia didáctica.
La curiosidad mató al gato...
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Alberto no podía apartar los ojos del arma que lo apuntaba. Tampoco podía
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Alberto era un impo...
Hace 10 meses
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