sábado, 21 de septiembre de 2019

Los hombres-bonsai

Aquí os dejo el inquietante correo que recibí recientemente y que iba dirigido a vosotros. Viene del futuro y lo firma un tal Zuff, de la constelación Alfa.

  Voy a hablaros de un planeta lejano y azul llamado, como sabéis, Tierra. Desde hace miles de años está habitado por unos extraños seres empeñados en destruirse por fuera y por dentro. Pero será mejor que me presente. Me llamo Zuff y vengo de la constelación Alfa. Según el calendario terrestre, me encuentro en el año 3050. He decidido ponerme en contacto con vosotros pues considero que el asunto os incumbe, como ciudadanos que aún sois del planeta Tierra

  Hace unos dremas, así contamos nosotros el tiempo, recibí una inquietante carta, cuyo remitente se mantenía en el anonimato. Al abrirla, imaginaos cuál fue mi sorpresa comprobar que se trataba de un terrícola que quería enviar al Universo un último y desesperado grito de auxilio ante lo que él mismo interpretaba como el fin de los Hombres-hombres. La carta tenífecha de 23 de marzo de 2030, y bien por el deficiente funcionamiento del correo intergaláctico, bien por los caprichos del Tiempo y su juguetona relatividad, lo cierto es que la carta llegó un milenio después. Yo conocía algunos, más bien escasos, detalles de la historia de la civilización humana que descubrí en los primeros cursos de mi aprendizaje en la Escuela Mayor de Desarrollo Intelectual. Con todo, la asignatura "Otras Galaxias" nunca fue mi fuerte; prefería la "Teoría y práctica Estelar" que desde antes del nacimiento nos enseñaban en los Cursos de Incubadora a Distancia.


    Bueno, a lo que iba. El autor de la carta me explicaba cuál había sido la historia de la Humanidad hasta que ocurrió la desgracia. Los terrícolas nacían pequeños en cuerpo e inteligencia y con el tiempo iban desarrollándolos mediante la comida y el conocimiento. Abandonaban la infancia -Hombres-niños- y se convertían en adultos, en Hombres-hombres. Extraños son, sin duda, estos seres ya que nosotros nacemos con la inteligencia y el cuerpo convenientemente programados desde le nacimiento. Este era, pues, el proceso natural de los humanos que siglo tras siglo repetían para la perpetuación de la especie. Inventaron la palabra felicidad para nombrar la equilibrada adecuación entre el desarrollo corporal y mental; "mens sana in corpore sano" aprendieron de una de sus culturas más sabias y ancestrales.

    Pero poco a poco, los humanos fueron abandonando el desarrollo de la inteligencia y sólo cuidaban de todo aquello que atañía al cuerpo. Se preocupaban así de comer y beber en abundancia, de mantenerse “en forma”, de la moda, de la belleza, del dinero, de las máquinas ... y olvidaron la cultura, alimento de la mente. Crecían y crecían sus cuerpos mientras su cerebro se mantenía, de por vida, idéntico al tamaño de un bebé. La Tierra dejó de estar habitada por los Hombres-hombres y surgieron, en su lugar, los Hombres-bonsáis, enormes y bellas criaturas por fuera, pero deformes y enanas por dentro. Destruyeron los libros, considerados drogas peligrosas, cerraron las escuelas, prohibieron palabras como lectura y estudio, impidieron que el cerebro humano creara universos fantásticos y como consideraban que el pensamiento hacía libres a los hombres, lo borraron de sus mentes.

    Pero no os dejéis llevar por la tristeza. Quiero acabar con un mensaje de esperanza: aún estáis a tiempo de evitarlo. Esta carta os la envío desde el futuro y, gracias al astrofax, calculo que os llegará en septiembre de 2019. En vuestras manos está conseguir no convertiros en Hombre-bonsáis. No podéis imaginar la suerte que tenéis al poder crecer aprendiendo. Como os dije, nosotros nacemos conociéndolo todo y, por tanto, no experimentamos ese infinito placer que supone descubrir cada día algo nuevo que nos ayude a entender mejor el mundo y a nosotros mismos. Tras cada palabra, tras cada nueva página de un libro se os debe abrir un mundo lleno de sugerencias que no sólo os hace más inteligentes sino, lo que es más importante, más humanos.

   Por favor, espero que me respondáis y me digáis qué pensáis hacer con vuestro presente y vuestro futuro, después de haber leído la presente carta. ¿Consentiréis convertiros en hombres-bonsái?

Firmado: Zuff

3 comentarios:

mjoleiva dijo...

Hola Fernando, ¡enhorabuena! he disfrutado mucho oyéndolo y reflexionando sobre cómo utilizarlo, con su permiso, en mis clases de lengua y literatura "por esos cerros de Úbeda" Un saludo. Mª José.

Fernando Alvarez Jurado dijo...

Gracias, María José, por tus palabras. Por supuesto que puedes usarlo en tus clases. Espero que tus visitas a mi blog te sean siempre tan provechosas. Saludos.

Anónimo dijo...

Es una pequeña historia de mucho temor ya que lo que cuenta da un poco de miedo y espero que no pase en la realidad .Espero que lo oigan mas personas ya que es tan entretenido un saludo José.